Católicos a favor del aborto no deben
comulgar, precisa Prefecto de la Signatura Apostólica
ROMA, 19
Ago. 08 / 04:10 am (ACI).- El
Prefecto del Supremo Tribunal de
la Signatura Apostólica
de la
Santa Sede,
Arzobispo Raymond L. Burke, precisó que los católicos, especialmente los
políticos que públicamente defienden el
aborto
no deben comulgar; y se refirió también a la responsabilidad de caridad
que tienen los ministros de la comunión de negársela si es que la solicitan
"hasta que haya reformado la propia
vida".
En una
entrevista concedida a la revista Radici
Cristiane (Raíces Cristianas), Mons. Burke, quien fuera hasta hace poco
Arzobispo de Saint Louis (Estados Unidos), explicó que los católicos no
tienen el derecho de recibir la
Eucaristía.
"¿Quién
puede reivindicar un derecho a recibir el Cuerpo de Cristo? Todo es un acto
sin medida del amor de Dios. Nuestro Señor se hace Él mismo disponible en
su Cuerpo y en su Sangre pero no podemos decir jamás que tenemos el
derecho de recibirlo en la Santa Comunión. Cada vez que nos acercamos a Él, debemos
hacerlo con una profunda conciencia de nuestra indignidad",
explicó el Prefecto.
Tras
comentar además que entre los fieles se ven a veces actitudes de
irreverencia al recibir la
Comunión, el Arzobispo destacó que "recibir
indignamente el Cuerpo y la
Sangre de Cristo es un sacrilegio. Si lo hace
deliberadamente en pecado mortal es un sacrilegio".
"Si
tenemos un pecado mortal en la conciencia, debemos primero confesarnos de
ese pecado y recibir la absolución, y sólo después acercarnos al Sacramento
Eucarístico", resaltó.
Seguidamente
puso como ejemplo de este sacrilegio el caso de cualquier "funcionario
público que con conocimiento y consentimiento sostiene acciones que están
contra la ley
moral
Divina y Eterna. Por ejemplo, si apoya públicamente el aborto procurado,
que comporta la supresión de vidas humanas inocentes e indefensas. Una
persona que comete pecado de esta manera debe ser amonestada públicamente
de modo que no reciba la
Comunión hasta que no haya reformado la propia vida".
"Si
una persona que ha sido amonestada persiste en un pecado mortal público y
se acerca a recibir la
Comunión, el ministro de la Eucaristía tiene
la obligación de negársela. ¿Por qué? Sobre todo por la salvación de la
persona misma, impidiéndole realizar un sacrilegio", agregó.
El
Prelado vaticano indicó luego que negar la Comunión en estos
casos impide que se genere el escándalo; "en primer lugar, un
escándalo referente a nuestra disposición para recibir la Santa Comunión".
Es
decir, dijo, "se debe evitar que la gente sea inducida a pensar que
se puede estar en estado de pecado mortal y acercarse a la Eucaristía. En segundo lugar, podría existir otra forma de
escándalo, consistente en llevar a la gente a pensar que el acto público
que esta persona está haciendo, que hasta ahora todos creían que era un
pecado serio, no lo es tanto si la
Iglesia
le permite recibir la
Comunión".
"Si
tenemos una figura pública que abierta y deliberadamente sostiene los
derechos abortistas y que recibe la Eucaristía, ¿qué terminará pensando la gente
común? Puede llegar a creer que es correcto hasta cierto punto suprimir
una vida inocente en el seno materno", advirtió.
El
Prefecto de la
Signatura Apostólica dijo también que cuando un obispo o
autoridad eclesiástica impide que un abortista reciba la comunión "no
tiene ninguna intención de interferir en la vida pública sino en el estado
espiritual del político o del funcionario público que, si es católico,
debe seguir la ley divina también en la esfera pública"
"Por
tanto, es simplemente ridículo y equivocado tratar de silenciar a un
pastor acusándolo de interferir en política para que no pueda hacer el
bien al alma de un miembro de su grey", dijo el Prelado vaticano.
Tras
afirmar que es "sencillamente erróneo" pensar que la fe
debe reducirse a lo privado abandonando el ámbito público, el Arzobispo
alentó a "dar testimonio de nuestra fe no sólo en lo privado de
nuestros hogares sino también en nuestra vida pública con los demás para
dar un fuerte testimonio de Cristo".