En la semana del 9 de Julio en la sede de
Naciones Unidas, la administración Obama continuó con sus
intentos de extender el acceso al aborto legal en el mundo.
Introduciendo un lenguaje que causó irritación en las
negociaciones de alto nivel, según informes de la prensa. Dicen
que “La propuesta estadounidense exige el “acceso universal”
a los “servicios de salud reproductiva y sexual que incluyan el
acceso universal a la planificación familiar”. El documento
está siendo estudiado y culminará en el Examen Ministerial Anual
de 2009, que se realizará en Ginebra.
Para muchas delegaciones, el punto
de fricción y lo que causó la división del sólido bloque europeo
fue el empleo del término “servicios” en el contexto de
la “salud reproductiva”. En 2001, durante las
negociaciones efectuadas en el marco de la evaluación a diez
años de la Convención sobre los Derechos del Niño, un
delegado canadiense dejó escapar que “por supuesto, todos saben
que ‘servicios’ significa ‘aborto’”. Desde entonces, el uso de
la palabra “servicios” suscita acalorados debates.
Tan
controvertido es el tema de los “servicios”, en el ámbito de la
“salud reproductiva”, que el comúnmente impenetrable bloque de
negociaciones de la Unión Europea, compuesto por 27 miembros,
ha implosionado. Al oponerse a la medida, Malta, Polonia
e Irlanda se separaron de sus aliados y se unieron a la Santa
Sede.
Los
delegados también están preocupados, ante el intento de
relacionar la “salud sexual y reproductiva” al “acceso
universal”, lo cual nunca fue acordado por las Naciones Unidas,
y que podría implicar una importante victoria para las fuerzas
pro-abortistas. En numerosas oportunidades, se ha intentado
introducir términos sobre el “acceso universal a los
servicios de salud reproductiva y sexual” en la ONU. En el año
2005, durante la reunión de la Comisión sobre Población y
Desarrollo, el Fondo de Población se unió a grupos de presión
pro-abortistas para reclamar el “acceso a los servicios y
programas de salud reproductiva y sexual”. Fueron
derrotados, en gran medida, por los delegados estadounidenses
enviados por Bush, quienes exigieron que ninguno de los términos
relacionados con la salud reproductiva fuesen interpretados de
manera tal que incluyeran el aborto.
Hoy
el panorama es muy distinto, con una organización que gobierna
en EE.UU., que como anunció Hilary Clinton, prioriza como agenda
preferencial para nuestros países, la “salud reproductiva en la
que se considera incluido el aborto”, dicho por la propia
Secretaria de Estado en la reunión anual de la IPPF, una de las
entidades de aborto más grandes del mundo, cuyo nombre para
América Latina y el Caribe, es
Federación Internacional de Planificación Familiar.
Viene
a mi memoria cuando en 1995 viaje, acompañando una delegación
argentina a Naciones Unidas, precisamente a la reunión
preparatoria de la Conferencia Internacional de la Mujer, que
se realizaría mas tarde en Pekín, allí pude presenciar el fuerte
lobby que realizan las organizaciones pro-aborto. Recuerdo que
en casi quince días de discusiones, el tema imperante, era de
como lograr que las niñas pudieran ejercer libremente su salud
sexual, sin que sus padres se interpusieran, de cómo lograr la
confidencialidad con el médico, que debería indicarle los
métodos de prevención a la niña, de cómo trasmitir la
perspectiva de género y el CEDAW. Reiterativamente se concluía
en que la solución a todos los males, de la pobreza y la
necesidad, pasaban por lograr que los derechos
humanos universales, preservaran el derecho a
disponer libremente del cuerpo a la mujer, para poder liberarse,
del las consecuencias de un embarazo no deseado, o no esperado,
por medio del aborto.
A mi regreso intenté alertar sobre el peligro
que se avecinaba, en estos temas, que hacen a la ética y al
inicio de la vida, sin embargo como no era política, solo
especialista en familia y periodista científica, no fui
escuchada. Y los buenos creían que exageraba en mi apreciación.
El tiempo paso y hoy estamos cumpliendo fielmente la agenda
para mi tan temida, de esa Pre-com, (reunión preparatoria, o pre-conferencia).
En el reciento de Naciones Unidas pude escuchar,
la palabra UNIVERSALES, al referirse a los derechos humanos, en
especial los que incluían la salud reproductiva y sexual.
También escuché esta palabra que hoy asombra, “SERVICIOS
reproductivos”, que muy bien delegados canadienses dejaron
escapar su significado, en recientes deliberaciones en Naciones
Unidas, diciendo que, servicio, en la salud reproductiva
significa ABORTO, claro que en 1995, se lo atribuía a las
mujeres violadas en las guerras de turno.
Hoy nuestros gobiernos siguen diciendo que no
estan a favor del aborto, porque saben muy bien que no
necesitan estarlo, solo con el apoyo de su voto casi unánime,
que dieron desde el Congreso y Senado Argentino, a la SALUD
REPRODUCTIVA fue suficiente, para controlar la natalidad y
jugar el juego del gran bonete.
No voy a olvidar el día que una primera dama,
junto al Ministro de Salud Ginés García aplaudía vivamente el
logro, haber aprobado, “salud reproductiva”, como derecho para
la mujer, claro como el niño que todavía no nació, no
habla ni vota, se podía dejar de lado el defenderlo, aunque
nuestra Constitución Argentina lo exija. Recuerdo que una
diputada nacional, luego de la votación me dijo: esto es mejor
que transigir con el aborto, no dudo de su buena intención, si
de su fuente de información y preparación para representarnos.
Falta poco para que baje la orden a nuestros
obedientes países, de propiciar el “acceso a los servicios
de salud reproductiva y sexual” ya no será para los países que
están sufriendo los atropellos de una guerra, sino para los que
vivimos en democracia. Quizás como últimamente suele ser nuestra
costumbre, no solo pasemos a ser fieles cumplidores de una
orden, sino los primeros, en llevar adelante la matanza
indiscriminada de bebés argentinos, lograda merced a los
SERVICIOS de la salud reproductiva.
El negocio siempre aparenta primar sobre las
buenas intenciones, porque convengamos que detrás de este
SERVICIO, hay un gran negocio.
Claro, que los que se benefician con el negocio,
se justifican hablando de superpoblación, del problema que
acarreará al medio ambiente la presencia masiva e invasiva del
hombre, de los derechos de la mujer y tantos cuentos infantiles
más, que a la hora de la verdad, muchos prefieren creer
ciegamente, para dejar tranquila su conciencia, (si la tienen).
Hace pocos días el Papa Benedicto XVI, que
gustará o no gustará, pero del que nadie puede negar que es un
hombre de una inteligencia brillante, puesta al servicio de la
Verdad, en su encíclica, Caridad en la Verdad nos decía en el
capitulo IV
“No es correcto considerar el aumento de
población como la primera causa del subdesarrollo,
La
apertura moralmente responsable a la vida es una riqueza
social y económica. Grandes naciones han podido salir de la
miseria gracias también al gran número y a la capacidad de sus
habitantes. Al contrario, naciones en un tiempo florecientes
pasan ahora por una fase de incertidumbre, y en algún caso de
decadencia, precisamente a causa del bajo índice de natalidad,
un problema crucial para las sociedades de mayor bienestar.
La disminución de los nacimientos, a veces por debajo del
llamado «índice de reemplazo generacional», pone en crisis
incluso a los sistemas de asistencia social, aumenta los costes,
merma la reserva del ahorro y, consiguientemente, los recursos
financieros necesarios para las inversiones, reduce la
disponibilidad de trabajadores cualificados y disminuye la
reserva de «cerebros»
a los que recurrir para las necesidades de la nación.
Además,
las familias pequeñas, o muy pequeñas a veces, corren el riesgo
de empobrecer las relaciones sociales y de no asegurar formas
eficaces de solidaridad
(una de
las funciones de la familia en la sociedad). Son situaciones
que presentan síntomas de escasa confianza en el futuro y de
fatiga moral. Por eso, se convierte en una necesidad social, e
incluso económica, seguir proponiendo a las nuevas generaciones
la hermosura de la familia y del matrimonio, su sintonía con las
exigencias más profundas del corazón y de la dignidad de la
persona.”
Es
evidente que la población numerosa proporciona muchos brazos
para el trabajo y muchas mentes para pensar, tener ideales y
llevarlos a cabo. Esto no es un tema religioso, ya que el
economista judío y premio Nóbel de 1992, Gary S. Becker, se
refirió al tema afirmando que:
“que es
necesario que los matrimonios tengan hijos pues únicamente así
garantizan que el crecimiento económico de un país se
prolongue”.
Sin embargo nadie que entre a Internet y vea los
proyectos que conciernen a la vida humana, y la familia, en
nuestras legislaturas, negará que algo no funcione como debiera.
Sabemos que lo que debe distinguir la nobleza de la tarea del
político es la de ser guardián del valor fundamental que es la
vida humana. Los políticos en una democracia deben ser líderes
del pueblo, al que deben indicar los caminos del respeto al ser
humano, como primer derecho. Si el político no fuera capaz de
ser contestatario de las ideas y de las tendencias actualmente
dominantes. Si solo fuera una caja de resonancia de lo que dice
la masa a la cual imita, repitiendo gestos y discursos vacíos,
contra los más débiles (los niños que todavía no nacieron),
entonces no vale la pena que participe en política, porque la
masa va realizar ese servicio. De cualquier forma, pero lo hará.
La función del político es velar por la seguridad de todos, ahí
radica la diferencia.
Nubes oscuras quieren posarse sobre la humanidad
entera, en especial sobre nuestra Patria. Esperemos que Dios
nos de hombres y mujeres con altos ideales que participando en
la política, sepan priorizar las virtudes a los negocios.