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"Perdimos un arzobispo, pero el mundo ganó a un padre" - Minuto Uno - 12 de marzo 2014

Ya pasó un año desde el día en que vimos desde la Logia saludar al elegido, el Papa Francisco.

Escribe Olga Muñoz (*)

Ya pasó un año desde el día en que vimos desde la Logia saludar al elegido, el Papa Francisco. Día en que el corazón de los argentinos salto de emoción y alegría mientras el mundo asombrado miraba hacia Roma, ya que por primera vez se elegía a un Papa latinoamericano. 

Hoy, a un año de su elección, además de felicitarlo, darle las gracias  y decirle que rezamos por él, puedo decir que nada cambió en (Jorge) Bergoglio, aunque algo muy importante sí: la fuerza que el Espíritu Santo que sostiene la Iglesia, esa luz  prometida por el mismo Jesucristo, Señor nuestro, lo acompaña.

Conocí al Cardenal Bergoglio a poco de asumir como arzobispo (de Buenos Aires), en una audiencia que me concedió a horas de solicitarla, con sus acostumbradas llamadas personales. Supe con el tiempo que, más allá de sus muchas responsabilidades, contestaba de inmediato, como si lo más importante que tuviera en su agenda fuera el atender a nuestras preocupaciones. Esto demuestra lo mucho que se preocupa por la persona, sea cual sea su condición social.  

También demuestra que su preocupación es el hombre y acercarlo a Dios, y Dios no se hace esperar, esta siempre disponible.

A partir de mi encuentro con él, lo tuve como un referente de mis actividades pastorales, pidiéndole consejo. Supe de su dolor por los niños desamparados, sin techo, que revuelven la basura para comer, que son usados como objeto sexual; de su preocupación ante el avance de la droga que esclaviza hoy a tantos jóvenes, presentándoles un futuro de muerte.

El Bergoglio de ayer en Buenos Aires es el mismo de hoy como Papa Francisco, simplemente porque es auténtico. En él no hay máscaras ni posturas, es un hombre que ama a Dios y sabe que su misión es hacer que los hombres encuentren a ese Dios misericordioso, que nos ama más que nadie. Y ese amor que demuestra y del que habla para llegar a la paz, es lo que asombra a un mundo sediento de sentirse amado.

Buenos Aires perdió un arzobispo que era un padre pronto a escuchar, entendernos, dar consejo, sostener, pero el mundo gano un padre, la humanidad hoy tiene un padre, que nos muestra la cara humana de Dios en la tierra.

(*) Es productora del programa "Haciendo Familia" e integrante de las organizaciones Un Rosario por la Vida y Marcha de los escarpines.